Los estranguladores del centro atacan de nuevo

Fuente: ABC

La Policía Nacionalestá reforzando de nuevo su presencia en las calles del distrito de Centro, el más visitado por los turistas y los propios madrileños, para atajar un nuevo repunte en los robos con violencia e intimidación que se cometen en ciertos barrios. De nuevo, como ocurriera a partir del verano pasado, las parejas de «estranguladores» están cebándose con gente que camina sola, ebria o que presumen más débil, sobre todo por zonas de ocio nocturno, como Malasaña, Gran Vía y algunas zonas de Chueca, Tirso de Molina y Lavapiés.

A principios de noviembre, la comisaría del distrito atajó el problema con una operación en la que se detuvo a cinco rumanos por 23 robos por el método del mataleón o estrangulamiento: asaltaban a sus víctimas a la salida de discotecas y bares, siempre de noche, y las agarraban por el cuello con los antebrazos. Es lo que técnicamente se conoce como estrangulación sanguinaria: se obstruyen dos arterias carótidas y la víctima puede incluso perder el conocimiento, explica un experto policial consultado por ABC.

Pero la situación se ha recrudecido desde primeros de año. Nada más que en una semana de marzo, Centro detuvo a 82 personas, 19 españoles y 63 extranjeros, nueve de ellos por robo con violencia, que es el caso que nos ocupa. De estos últimos, sólo dos han ingresado en prisión tras pasar a disposición judicial. El resto, está en la calle a la espera de juicio. O lo que es lo mismo, reincidiendo.

Así es cómo, según un agente implicado en estas investigaciones, se producen estos repuntes: «Realmente, el alza de robos se da en todo Madrid, lo que pasa es que Centro tiene más gente de paso y aquí lo sufrimos con la modalidad del estrangulamiento». Esta lasitud de la justicia es aún mayor en los casos de robos con fuerza: de 14 arrestos en una semana, diez siguen en la calle.

Mezcla de nacionalidades

Una de las novedades que se percibe en la actualidad con respecto a los «estranguladores» del año pasado es que actúan por parejas, pero de nacionalidad mixta; al contrario que antes, ahora pueden conformarla un marroquí y un ecuatoriano. Otro grupo es el de los senegaleses.

Los policías que se patean cada día la calle en el dispositivo anti-atracos sí han constatado algo que entronca con el «auge» de los «estranguladores»: cada vez se encuentran con menos atracos con armas blancas de por medio, pero sí más violencia física.

Incluso varios encartados marroquíes han reconocido en comisaría que algunos compatriotas les han adiestrado en un centro de acogida de Vallecas sobre la técnica del mataleón.