La Policía estrena un código ético que pide a los agentes "empatía" y que denuncien los abusos

Un policía con "empatía, "autocontrol" y "elegancia", que utilice un lenguaje "respetuoso", que aplique la ley con "imparcialidad" y que rinda cuentas ante la sociedad denunciando cualquier conducta de "abuso" que ejerzan sus compañeros

Este es el objetivo que persigue el Código Ético del Cuerpo Nacional de Policía que entró en vigor el pasado lunes, 1 de abril. Una herramienta elaborada por la Dirección General de la Policía con la que su responsable, Ignacio Cosidó, pretende lavar la imagen de una parte de sus subordinados

Su implantación fue anunciada por Cosidó en septiembre de 2012, después de la acumulación de denuncias de abusos contra miembros de las Unidades de Intervención Policial (antidisturbios) y de las acusaciones de politización contra una parte de los mandos.

Por ello, el texto contiene pautas muy concretas acerca de cómo debe ser el comportamiento de los uniformados en su interacción con los ciudadanos. Sin embargo, su adopción pretende ser "voluntaria, libre y responsable", lo que hace dudar de su eficacia real.

En primer lugar, la norma subraya que el apoyo de la ciudadanía a su policía vendrá dado "por el grado de respeto que muestre ésta a la protección de sus derechos". De ahí, insiste, la necesidad de "fomentar la relación ciudadano-policía".

Para conseguirlo, el artículo 16 propone que los policías eviten la "solidaridad ciega" encubriendo acciones no éticas o ilegales. El artículo 20 afirma que los agentes no ejercerán ningún tipo de discriminación por razón de origen, lengua, raza, etnia, religión, creencias, sexo, edad,ideología, discapacidad o condición social.

El artículo 22 añade que no se tolerará ningún acto de tortura, trato o pena inhumana o degradante y evitará cualquier práctica abusiva o discriminatoria". También respecto al uso de la fuerza, el código establece que esta se ejercerá procurando causar "la menor lesividad posible", recurriendo a ella solo "en caso de absoluta necesidad".

De aplicarse estos principios, se evitarían actuaciones como las denunciadas por manifestantes que acudieron a los tribunales tras haber sido víctimas de golpes indiscriminados por parte de los antidisturbios en las manifestaciones convocadas por los colectivos afines al 15-M o al 25-S. La propia Dirección General evitaría archivar todas las denuncias por abusos presentadas contra agentes de la UIP, como ha sucedido.

También se han documentado prácticas habituales como que miembros del Cuerpo se nieguen a identificarse con su número profesional a petición de los ciudadanos, pese a que la ley les obliga.

Tampoco tendrían lugar las identificaciones masivas atendiendo a cuestiones raciales denunciadas por los colectivos defensores de los Derechos Humanos. En una reciente respuesta parlamentaria realizada por IU, el Ministerio del Interior confirmó que, pese a la orden emitida el año pasado, esas identificaciones se siguen produciendo con objeto de localizar a inmigrantes sin papeles y deportarlos a su país

Respecto a la independencia de las distinas unidades policiales, se pretende que estas desarrollen su labor con una distancia "suficiente" respecto del poder político

Tanto el director de la Policía como su superior, el ministro del Interior Jorge Fernández Díaz, han recibido críticas por los cargos que se pretendieron imputar a los convocantes del 25-S, por la destitución de dos comisarios que investigaron al presidente de la Comunidad de Madrid —Ignacio González, PP—, o por la orden para identificar y detener a los participantes en los 'escraches' a políticos que organiza la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH).

En general, el Código Ético pide a los agentes actuar con "empatía, imparcialidad, autocontrol y elegancia", utilizando un lenguaje verbal y no verbal "correcto, comprensible y respetuoso".

Además, precisa que los policías nunca deben hablar de forma individual con los medios de comunicación. Solo lo harán, decreta, los miembros de los gabinetes de prensa, a pesar de que la transmisión de información y la filtración de informes es una práctica habitual.