Una banda que dirigía un vecino de la Pobla de Vallbona robaba en cinco casas al día

Otro golpe contra la delincuencia organizada en la Comunitat Valenciana. La macrooperación policial Mariano-Izara se ha saldado con la detención de 24 miembros de una banda organizada que robó en 200 viviendas de las provincias de Valencia, Alicante, Castellón, Cantabria, Madrid, Barcelona, Tarragona, Murcia, Córdoba y Orense. El grupo desarticulado estaba perfectamente estructurado y tenía su cuartel general en un lavadero de coches en la Pobla de Vallbona. Algunos días cometían hasta cinco robos en viviendas.

La Policía Nacional y la Guardia civil intervinieron en una operación conjunta nueve lingotes de oro con un peso de 4,5 kilos, 200 relojes de reconocidas marcas, gran cantidad de joyas, material electrónico y ocho vehículos de alta gama utilizados para cometer los robos. Los agentes realizaron un total de 14 registros en domicilios y locales donde los delincuentes ocultaban los efectos robados y sus herramientas.

El material decomisado tiene un valor aproximado de un millón de euros, según informaron ayer fuentes del Ministerio del Interior. A los detenidos se les imputa los delitos de robo con fuerza y violencia, receptación, blanqueo de capitales y falsificación documental. Los investigadores atribuyen 200 robos en casas al grupo desarticulado.

Los delincuentes elegían casi siempre viviendas vacías. Sólo en tres casos había personas dentro o los ladrones fueron sorprendidos por las víctimas, y en esas ocasiones, no dudaron en utilizar la violencia para huir, incluso esgrimiendo un arma blanca, como sucedió en uno de los robos.

La investigación comenzó en octubre de 2012 tras varias denuncias por robos en viviendas en la comunidad cántabra. La Policía Nacional identificó al receptador de los efectos sustraídos: un miembro del clan de los Sadikovic que vivía en esta comunidad con su familia. El sospechoso, de nacionalidad macedonia y con antecedentes policiales, trasladó su residencia a la Pobla de Vallbona, donde está afincado su suegro y presunto cabecilla del grupo. Las indagaciones realizadas por la Policía Nacional y la Guardia Civil pusieron de manifiesto un entramado delictivo que giraba en torno al receptador. La banda se distribuía en células independientes para cometer los robos. Los ladrones se desplazaban durante cuatro o cinco días a una localidad, robaban de tres a cinco viviendas diarias -generalmente las seleccionaban por las mañanas y entraban por las tardes- y regresaban después a la Pobla de Vallbona para descansar hasta la siguiente semana.

El clan de los Sadikovic disponía de un restaurante y un lavadero de coches en la misma calle del municipio. Este último establecimiento era utilizado como punto de reunión de los diversos grupos que coordinaba el cabecilla de la banda para poder dar salida al material robado.

El objetivo principal de los ladrones era el dinero y las joyas, o cualquier otro efecto que tuviera una salida rápida en el mercado a través de negocios de compraventa de oro o fundición. En otros casos, las joyas eran remitidas a Rumanía u otros países de Europa a través de empresas de paquetería, e incluso en el equipaje de algunos miembros de la organización delictiva.

Entraban en las viviendas tras forzar una puerta, aunque algunas veces escalaban por la fachada para colarse por una ventana. Los delincuentes guardaban unas extremas medidas de seguridad para evitar ser detectados por la policía. En el transcurso de la investigación, la policía averiguó que la banda iba a sacar de Cambrils (Tarragona) un cargamento de efectos robados, lo que precipitó la explotación de la operación.

A mediados de enero, los agentes detuvieron a un hombre de nacionalidad belga e interceptaron el vehículo que transportaba gran cantidad de joyas, lingotes de oro y relojes de primeras marcas. Otros cuatro integrantes de la banda fueron apresados en Cantabria. Dos de estos detenidos de nacionalidad rumana saltaron por la ventana de un hotel para escapar, pero no lo consiguieron. Pocos días después, la policía detectó otra célula en Castro Urdiales (Cantabria) y arrestó a dos ladrones más.

Tras las anteriores detenciones y para evitar la fuga de los restantes miembros del grupo, unos 250 policías y guardias civiles participaron en otro gran operativo a finales de enero en la Pobla de Vallbona, Silla, Algemesí y Alzira, donde fueron capturadas 14 personas, entre las que se encontraban los cabecillas del clan de los Sadikovic. Uno de los delincuentes saltó a un patio y se encaramó a una ventana, por lo que tuvo que ser auxiliado por los agentes para evitar que cayera al vacío. La mayoría de los detenidos se encuentran ya en libertad provisional, y muy pocos ingresaron en la cárcel.