Una Justicia obsoleta

El fiscal general del Estado, Eduardo Torres-Dulce, asegura que la "misión" de la Fiscalía está "comprometida" por la actual crisis y las carencias de la Administración judicial


El fiscal general del Estado, Eduardo Torres-Dulce, aseguró anoche en el club Antares, donde pronunció una conferencia titulada "presente y futuro del Ministerio Fiscal", que la "misión" de la Fiscalía está en la actualidad "comprometida" no sólo por la actual situación de crisis económica y social, sino por la propia situación de la Administración de Justicia. Torres-Dulce se refirió especialmente a la Justicia Penal, una jurisdicción que, según dijo, "se ve obligada a dar respuesta con instrumentos y estructuras legales obsoletas".

En su conferencia en Antares, a la que asistieron numerosos profesionales de la Justicia sevillana, el responsable de la Fiscalía señaló que actualmente el Ministerio Fiscal español se encuentra abriendo la puerta a una "renovación profunda, necesaria y ya demasiado esperada del modelo de Justicia Penal en nuestro país". Esta renovación, continuó Torres-Dulce, es una consecuencia necesaria de la Constitución de 1978, en la que se concibió al Ministerio Público en torno a una misión concreta y vinculada a la esencia del Estado de Derecho: "la de promover la acción de la Justicia en defensa de la legalidad, de los derechos de los ciudadanos y del interés público tutelado por la ley, velando a tal fin por la independencia de los tribunales y procurando ante ellos la satisfacción del interés social".

El fiscal recordó que para cumplir esa misión la propia carta magna diseñó una "maquinaria institucional también muy perfilada: un Ministerio Fiscal que actúa por medio de órganos propios, conforme a los principios de unidad de actuación y dependencia jerárquica, y sujeto en todo caso a los de legalidad e imparcialidad".

Pero esa misión, insistió el fiscal general, se halla comprometida por las carencias de la Justicia Penal, por lo que el Ministerio Fiscal "ha de encarar la actual situación, con el objeto de asentar las bases de lo que se pretende que sea la institución, sobre tres grandes pilares: la formación de los miembros de la carrera, la autonomía presupuestaria y la necesaria satisfacción del interés social".

El fiscal general del Estado fue presentado por el que fuera durante más de dos décadas fiscal jefe de la Audiencia de Sevilla, Alfredo Flores, quien actualmente sigue vinculado a la Justicia como responsable del departamento Penal del bufete Montero-Aramburu. El primer destino de Torres-Dulce, en 1976, fue precisamente en la Fiscalía de Sevilla, donde coincidió precisamente con Alfredo Flores.

El fiscal general, que compagina su labor con sus facetas de escritor y crítico cinematográfico, es un firme defensor de la "independencia" de la Fiscalía como de los aspectos básicos del funcionamiento de la institución, de ahí que otorgue una gran importancia al Consejo Fiscal, el órgano consultivo del fiscal general, y a la autonomía presupuestaria.

Fuente: http://www.diariodesevilla.es/article/sevilla/1413230/una/justicia/obsoleta.html