Consejos tácticos en intervención policial

De vez en cuando conviene recordar los principios tácticos comunes a los métodos operativos policiales. En teoría, todo el mundo los conoce desde que ingresó en la academia, pero en la práctica, pocos son los policías que los tienen presentes durante el servicio. Los “principios de actuación” que se exponen, constituyen una breve síntesis de la filosofía que subyace en los procedimientos tácticos de intervención; por tanto, no están todos, ni lo pretendo. Si a algún profesional de la seguridad le sirve este recordatorio para mejorar su actuación, el objetivo estará conseguido.

•1. No descartes que una actuación, por ser rutinaria, no pueda ser peligrosa. No des por supuesto nada. Para no olvidar este principio es útil asimilarlo con la primera norma de seguridad en el manejo de las armas de fuego que dice: “Todas las armas de fuego están siempre cargadas”. Del mismo modo, ten presente: “Toda actuación policial es potencialmente peligrosa”.
El concepto de “peligro” comprende no sólo el posible daño físico implícito en intervenciones, si no el derivado de las responsabilidades penales, civiles y administrativas a las que están sometidas todas las actuaciones policiales. En una sociedad democrática la actuación táctica supone, ante todo, actuar con arreglo a las “reglas de juego” establecidas por las leyes.

•2. Observa las señales de peligro. Vigila las manos, los movimientos, el tono de voz del sospechoso. Utiliza el sentido del olfato para detectar el consumo de alcohol o drogas. Todo ello te dará una idea aproximada de lo que deberás “gestionar” en los próximos minutos. Recuerda que cualquier interacción con sospechosos comienza con la orden: “¡Mantenga las manos a la vista!”.

•3. Vigila tu posición en el lugar del incidente. Si intuyes algún riesgo no te acerques demasiado, ni con prisa. Elabora mentalmente una respuesta ante las posibles incidencias. Se consciente de tus recursos desde la posición que ocupas respecto del foco principal de atención, pero también ten presente las circunstancias de tu alrededor. Busca una posición que te permita una vía de escape en caso necesario. Si no lo ves claro, pide refuerzos.

•4. Asegúrate de que no hay más de lo que ves. En especial cuando se trata de controlar armas o sospechosos. Si la estructura del lugar o la iluminación permiten ocultar potenciales peligros, actúa como si los hubiera, hasta estar completamente seguro. De igual forma, encontrar un arma durante un cacheo, no quiere decir “nunca” que no pueda haber más. Para el policía descubrir algo es el punto de partida para seguir buscando. La seguridad personal dependerá siempre más de lo que “no busque” que de lo que encuentre.

•5. Se diestro con tus herramientas de trabajo. Practica en el uso correcto del equipo de transmisiones, de las armas, del bastón y los grilletes. En ocasiones la falta de capacitación de los policías constituye un factor elevado de riesgo en la intervención. Ten presente que el control no se improvisa y que, para bien o para mal, se actúa como se ha entrenado. El uso gradual de la fuerza, el control de las armas para evitar accidentes y la inclusión de nuevas técnicas como la retención de arma, deben ser aspectos esenciales en la formación para la supervivencia.

•6. Se prudente, no trates de ser un héroe. Proliferan muchos estereotipos alrededor de profesiones como policías, bomberos, médicos, periodistas, etc., alimentados por las series de televisión, por el cine y las noticias de los medios de comunicación. No te dejes llevar por el “síndrome de Superman”, aplica la “retirada táctica” cuando sea necesario, para que no digan de ti que: “fuiste valiente pero estúpido”. La profesionalidad radica en valorar los riesgos, calcular los daños, los beneficios y evaluar otras posibilidades antes de actuar.

•7. Siempre que puedas emplea un chaleco antibalas para intervenir. Te puede salvar la vida ante agresiones con armas blancas o de fuego. La mejor actuación táctica se basa en prácticas de sentido común.

•8. Adapta el grado de alerta mental a la situación que vas a afrontar. Aprovecha el tiempo de que dispones antes de llegar al escenario para ponerte en situación. Si eres capaz de visualizar mentalmente lo que te puedes encontrar, tus respuestas serán más rápidas y adecuadas.

•9. Actúa aplicando procedimientos contrastados de intervención. La “respuestas tipo” te ayudarán a adoptar las decisiones correctas en menos tiempo. En muchos casos, deberás modificar las respuestas sobre la marcha para adaptarte a la situación. En otros, la decisión que adoptes no será la mejor. Es humano cometer algún error, pero siempre es preferible actuar a quedarse bloqueado en una situación de riesgo.

•10. Usa la cobertura correctamente. Llegado el caso cualquier cobertura es mejor que ninguna. En un entorno urbano existen innumerables posibilidades de ponerse a cubierto, pero también objetos del mobiliario urbano que proveen de una falsa sensación de protección. Consulta a un instructor competente sobre este extremo para que llegado el caso, sepas donde protegerte.

•11. La información de que dispongas, sobre la situación o sobre los presuntos implicados, es un aliado para afrontar toda intervención. Probablemente los datos facilitados no satisfagan tus necesidades, pero te ayudarán a conocer el escenario, la naturaleza de la intervención y a elaborar la respuesta tipo que se adapte a los datos de que dispones.

Se consciente del entorno donde es requerida la intervención antes de abordarla. Una intervención rutinaria puede evolucionar a situaciones peligrosas por factores ajenos a los hechos que la motivan. Los núcleos marginales, las zonas mal iluminadas, los polígonos industriales, etc., deben ser considerados como entornos potencialmente peligrosos. Si crees que necesitarás refuerzos pídelos, o en todo caso, asegúrate de que los canales de transmisión para solicitarlos se encuentran operativos.

Para los casos de emergencia en los que no sea posible emplear los medios de transmisión oficiales, no está de más que en la agenda del teléfono móvil de cada policía, se encuentren los números del Centro de Comunicaciones, o el del responsable de la unidad a la que pertenece.

•12. Engrille y cachee correctamente. Los grilletes, antes que instrumentos de privación de libertad, deben ser considerados por el policía como elementos básicos de su seguridad. No se trata tanto de impedir que el sospechoso huya si no de que para hacerlo atente contra la integridad del policía. El cacheo es requisito obligado después de un engrilletamiento y al igual que éste, tiene como objetivo prioritario garantizar la seguridad tanto de los intervinientes como del cacheado.

•13. No te apresures cuando la situación no requiere rapidez. Abordar una situación precipitadamente es un error. Reflexiona, llegar el primero no implica, por necesidad, actuar el primero. En muchos servicios existen las mismas razones tanto para intervenir como para no hacerlo si la situación o los medios disponibles, no son adecuados.

•14. Al finalizar el servicio haz breve balance de tu actuación. Incluye tu experiencia en los procedimientos para mejorarlos y recuerda que las mejores tácticas sólo funcionan cuando se ponen en práctica.