Reaparece el timo del extintor

MANRIQUE C. SÁNCHEZ

Diversos establecimientos públicos ubicados en distintos barrios de la ciudad han sufrido en los últimos meses el timo del revisor del extintor, ya viejo pero poco conocido. El timador se hace pasar por empleado de la empresa de prevención de incendios contratada para realizar la inspección obligatoria de los extintores y sustituirlos en su caso. Logra cobrar entre 50 y 100 euros y sigue su camino en pos de una nueva víctima.

El pasado mes se registraron dos fraudes prácticamente idénticos en un corto intervalo de tiempo, uno en una clínica de fisioterapia del barrio de Altozano y otro en un centro médico dental situado en Benalúa. Los estafadores, probablemente una única persona, desplegaron el mismo ‘modus operandi’ en los dos lugares.
Posiblemente sabía que los responsables de los negocios se encontraban ausentes. Así que el timador presentó sus falsas credenciales y convenció en un momento a los trabajadores de que tenía que revisar los aparatos. Obtuvo el dinero de la caja y puso pies en polvorosa.
El padre de una joven fisioterapeuta engañada en Altozano contó a este periódico cómo se había desarrollado el episodio: «Dijo que tenía que ir a la furgoneta a por algo y ya no volvió». El pillo se largó con 84 euros después de dejar una factura a nombre de una empresa al parecer inexistente, Extintores Juan, donde hacía constar dos falsas revisiones con periodo de caducidad a los cinco años.
A la chica estafada se le vino el mundo encima al descubrir que le habían estafado. ¿Cómo decírselo a su jefe?. Su padre acudió a la comisaría para explicar lo sucedido, pero los agentes le conminaron a que volviera acompañado de su hija para interponer la denuncia y ver si podría reconocer al timador en una fotografía.
En esas mismas fechas se repitió la escena en una clínica dental del barrio de Benalúa. De nuevo, un falso trabajador de una empresa de extintores se hizo con un botín cercano a los 100 euros tras engañar a una auxiliar.
Esta forma de actuar recuerda a un viejo conocido de las fuerzas de seguridad, Francisco José J.G., de unos 47 años, que lleva haciendo lo mismo desde la década de los noventa.
En su expediente figuran más de medio centenar de detenciones y tres decenas de requisitorias judiciales por hechos sucedidos en Gerona, las localidades murcianas de Totana, Molina de Segura, Cieza y San Javier, Torremolinos (Málaga), Granada o Elche, Alicante, Benidorm, y Orihuela, entre otras. «Se ha recorrido todo el Levante con ese mismo timo», explica un inspector.
De hecho, la Policía Nacional elaboró hace un par de años un informe donde alertaba al Decanato de los Juzgados de Orihuela de la trayectoria de este timador ‘profesional’. Al no superar individualmente la cuantía de 400 euros, estas acciones se consideran simples faltas de estafa y están castigadas con una multa. Si se hubiesen puesto en marcha ya los registros de faltas, Francisco José J.G. estaría posiblemente en la cárcel, pues el Código Penal establece que la suma de cuatro faltas equivale a un delito.
El sospechoso, que tiene el pelo medio cano, suele actuar solo o acompañado de un familiar o algún amigo. Actualmente, dos juzgados de Alicante y Torrevieja mantienen en vigor peticiones para que se averigüe su domicilio y paradero.
Fuente: laverdad.es