Macrooperación policial por WhatsApp

Fuente: ABC

Quince comisarías, unidades, brigadas y jefaturas de Policía Nacional (coordinadas por el Grupo de Robos de la UDEV Central y el de Tráfico Ilícito de Vehículos de la Udyco Central), alrededor de 200 agentes, han participado seis meses en la operación «Joy», que finalizó el pasado 20 de marzo con la entrada y registro de 11 viviendas y la detención de 12 butroneros. Todos están ya en la calle.

Para conseguir rentabilizar los recursos y agilizar el trabajo, los jefes de cada grupo abrieron un grupo cerrado de WhatsApp para ir volcando cada una de las diligencias que practicaban o para comunicar los datos que necesitaban unos de otros. Una técnica, en este tipo de operaciones de robo a nivel nacional, totalmente novedosa y pionera.

Entre los encartados se encuentra Raúl Gil Castaños, «El Taca», español como el resto y de 34 años. Está considerado el «Rey de la Lanza Térmica» y es archienemigo de otro delincuente similar, el «Niño Sáez». También se investigaba a su lugarteniente, «Aarón» (que al final se ha librado de la detención) y se ha arrestado a otros «elementos», como Jonathan Moñiz Alcaide, «El Piojo», de 29 años, y Gregorio Navas Hermida, alias «Willy». Parte del dispositivo se vigiló desde el aire con el helicóptero de la Policía, sobre el poblado del Ventorro de la Puñalá, como puede verse en este vídeo.

Pues bien, los juzgados de Málaga, Navalcarnero y el número 42 de Madrid los han puesto en libertad con cargos. El caso más llamativo es el del togado de la capital madrileña, puesto que para los detenidos que él llevaba la Fiscalía pidió prisión. La docena de apresados sumaban nada menos que 114 antecedentes policiales. Y ahora se les acusa de 39 hechos delictivos más, especialmente asaltos a joyerías y otros locales comerciales de Madrid, Málaga, Valencia, Santander, Leganés, Zaragoza, Salamanca, Logroño...

El pizzero butronero

En septiembre, las Jefaturas de Santander y Zaragoza que «El Taca» y «Aarón» estaban pegando en sus demarcaciones. Paralelamente, llegó el aviso de que otro delincuente, que había montado una pizzería y su centro de operaciones en Málaga, actuaba con ellos. Además, los dos primeros también fueron identificados por dos robos en Leganés. Poco después, se registraron dos intentonas en Valencia. Siempre reventaban cajas fuertes de joyerías, constructoras y hasta comercios de piensos, en busca de dinero en efectivo. En una ocasión que saltó la alarma, «El Taca» llegó a proporcinar a la central la contraseña del sistema. En Madrid, además, robaron 60.000 euros a un representante de joyas.

El Grupo de Robos de la Central comparó huellas, disfraces y fisonomía de los sospechosos y concluyó que siempre eran los mismos. Además, la Brigada de Patrimonio Histórico iba tras la banda del «Taca», por el robo en casa de un anticuario del centro de Madrid, de donde se llevaron una colección numismática valiosísima, recientemente recuperada.

Entre el material intervenido hay numerosas herramientas empleadas para ejecutar los robos –entre las que hay bombonas de oxicorte-, inhibidores de frecuencia para desactivar las alarmas, ropas y disfraces que vestían en los asaltos. Asimismo, se han recuperado joyas, 101.000 baterías y gran cantidad de ropa con sus etiquetas, todo ello sustraído, así como tres pistolas detonadoras y una carabina del calibre 12 milímetros.

Asalto a una orfebrería

Por otra parte, el pasado día 23 los agentes de la Udyco Central detuvieron a cinco españoles responsables del robo con fuerza en una conocida empresa de orfebrería de Leganés. Los arrestados fueron sorprendidos cuando saltaban la puerta exterior de la nave e introducían los objetos robados en un vehículo. Al detectar la presencia policial, los investigados intentaron arrollar con el coche a los policías y lograron evitar la detención después de protagonizar una peligrosa huída en sentido contrario por la localidad madrileña de Alcorcón hasta la autopista A-5.

Su «modus operandi» consistía en elegir un establecimiento de joyería y durante los días previos al robo lo sometían a vigilancia para determinar el horario de los empleados y las medidas de seguridad, especialmente las cámaras de seguridad y el funcionamiento de los diferentes equipos de alarma. Una vez recopilada toda la información disponible sobre el objetivo, planificaban minuciosamente el asalto y, de madrugada, tras acceder al local mediante un butrón practicado en alguna de las paredes del inmueble, anulaban los sistemas de alarma para posteriormente abrir la cámara acorazada o caja fuerte mediante la técnica del oxicorte, consistente en la utilización de sopletes o lanzas térmicas que permiten fundir los metales más resistentes en cuestión de segundos debido a las altas temperaturas que alcanzan.

Durante esta operación se han practicado tres registros domiciliarios, dos de ellos en Toledo y el tercero en Madrid, donde se ha intervenido numerosas piezas de plata, valoradas en 50.000 euros, ocultas en el garaje de una de las viviendas. Así mismo también se ha intervenido una lanza térmica y numerosos útiles y herramientas para la perpetración de los robos.